El mercado de los ‘singles’ (I): del mito a la realidad

En época de bonanza parecía que la persona single era un ser admirad@ y envidiada@ “por los demás seres ‘atad@s’ a una realidad difícil de soportar“. Pero, como siempre, no es oro todo lo que reluce y la verdad tiene dos caras.
Así pues, después de 10 años de boom en que la gente ha podido emprender proyectos individuales y los han llevado a su máxima expresión social, después de pasar de la estigmatización (solterón/ona), a cierta glorificación (¡qué bien vives!, ¡te comes el mundo!), ahora, como todo, la cosa se ha ‘tranquilizado’ y desmitificado.
Ateniéndonos (afortunad@s aparte) a un sueldo medio, las actividades y los gastos se han ido reduciendo, como le ha pasado a mucha gente. Además, much@s solter@s que antes no lo hacían, ahora han de compartir piso para compartir gastos. También, que le den una hipoteca a un soltero es más difícil que se la den que a una pareja. Algunos, incluso, vuelven con los padres. A un soltero, además, en números, paga más impuestos, porque no le desgrava nada.
Es más, en época de crisis, parece que l@s solter@s son l@s primer@s en ser despedid@s (paradoja, porque en época de vacas gordas, eran los más valorados: sin cargas familiares, podían viajar por negocios y hacer más horas que un reloj). Y está claro que, cuando un hogar formado por una sola persona entra en crisis, la estructura se tambalea
En otros países, la cultura del individuo emprendedor está más afianzada. En 2007, el mayor peso de los hogares unipersonales, sobre el 40%, se encontraba en Suecia, Noruega y Dinamarca, seguidos de Alemania y Francia. Fuera de Europa, Japón es el país con mayor proporción de hogares single, el 29%, (Fuente: agencia Euromonitor).
Por tanto, aumentan las fiestas caseras en casa (videoconsolas, los juegos, los DVD). Posiblemente, el consumo dirigido a ell@s se redefina durante un tiempo o a largo plazo, pues ahora pasan más tiempo en casa que fuera. Aún así, el single, en la mayoría de los casos, es alguien que sale a buscar contacto con otras personas, por lo que las actividades de grupo siguen y los múltiples portales de Internet o agencias de viajes online siguen proliferando aunque adaptando su oferta (plan anticrisis, descuentos, etc)
La figura del single
Momento económico de recesión aparte, lo positivo y lo negativo (como en todo) se dan de la mano cuando hablamos de un/a single. Mientras las empresas aseguradoras huyen de los singles porque los consideran más desordenados y alocados, los directivos los prefieren para un puesto de trabajo, ya que se les supone más entregados a su carrera profesional al tener una menor carga familiar.
Para la industria del lujo y el ocio en general, los singles son el sueño de toda marca, ya que por lo general cuidan mucho más su aspecto y su apariencia física que los casados (tienen más tiempo y más dinero), por lo que son punto de mira de gimnasios, centros de estética, tiendas de ropa, agencias de viaje, etc.
Según una encuesta realizada por Parship, el 79% de los llamados singles (solteros, separados, viudos o divorciados de 25 a 65 años) españoles busca a su media naranja “de forma más o menos activa”. La mayoría lo hacen a través de amigos y familiares o en locales de ocio, pero cada vez son más l@s que recurren a internet (un 30%).
El aumento de la población sin pareja ha sido constante en los últimos años. El estudio parte de datos del INE, según los cuales los singles han crecido en tres millones desde 1991, hasta sumar más de 7.390.000. Este crecimiento ha ido de la mano de nuevas fórmulas de relación.
Las personas sin pareja consideran que la falta de apoyo emocional y de contacto físico son sus principales lastres, aunque ellas destacan más el aspecto emocional, mientras que ellos añoran sobre todo el físico. Además, los más jóvenes, de 25 a 35 años, creen mayoritariamente que su soltería no les hace felices ni infelices. En cambio, a medida que sube la edad crece la insatisfacción personal.

Así, pues, ser single no es ni mejor ni peor que estar en pareja. Es, simplemente, diferente.

Próxima semana: El mercado de los ‘singles’ (II): un mundo exterior lleno de oportunidades